¡Oh señor!
Haz de mí un padre ejemplar cada día.
Enséñame a comprender a mis hijos, a escuchar
pacientemente lo que tienen que decir y a
responder sus preguntas con cariño.
Haz que sea tan cortes con ellos como quiero que
lo sean conmigo.
Haz que no los interrumpa, respondiéndoles, o
contradiciéndoles.
Dame el valor de reconocer mis errores y pedirles
perdón cuando se que he fallado en algo.
Ayúdame a crecer con mis hijos, a tratarles como
se trata a los niños de su edad, haz que no espere
de ellos, los juicios y convicciones de los adultos.
Permíteme que no les robe la oportunidad de
cuidarse a sí mismos, de pensar, de escoger y de
tomar decisiones.
¡Oh señor!
Permíteme ser el artífice de su felicidad.
El destino de un niño, esta en nuestras manos, los errores de la sociedad antigua ya fueron pagados, no cometamos los mismos errores de siempre…
Si tu hijo es lo que es hoy, es por ti… lo que será mañana… depende de lo que hagamos hoy.
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